El microondas no es más agresivo que cualquier otro método convencional, cualquier alimento cocinado pierde propiedades y la ciencia lo respalda.
Muchas personas evitan el uso del microondas debido a esta leyenda urbana que tiene poco fundamento científico. El mito de que los alimentos calentados al microondas pierden más nutrientes es uno de los más populares en nuestra cultura.
La transferencia de energía a nivel molecular que resulta del incremento en el movimiento de las moléculas de una sustancia se le llama calor. Para calentar cualquier alimento, lo que se necesita es que sus moléculas vibren, y debido a la fricción resultante su temperatura asciende.
Al calentar un sartén o en un horno convencional, el calor se transmite al exterior de la comida, y el interior se cocinará cuando se transfiera ese calor de fuera adentro.
Pero con el microondas todo el alimento se calienta a la vez, las ondas del microondas hacen vibrar al unísono el agua y otras moléculas polares de la comida.
Luis Jiménez, químico y divulgador científico: “Un microondas consigue aumentar la temperatura haciendo vibrar las moléculas polares con radiación microondas, y un horno convencional lo hace más ‘a lo bestia’, generando mucho calor en unas resistencias que después de transmite por proximidad y radiación infrarroja.
Es más fácil que se alcancen temperaturas más elevadas en un horno convencional, ésto si podría ser un factor de riesgo para destruir ciertos nutrientes”.
La revista C R C Critical Reviews in Food Science and Nutrition analizó toda la literatura existente al respecto concluyendo que no hay diferencias significativas entre los métodos convencionales y el microondas.
Cualquier método de cocinado hace que se pierdan nutrientes
cualquier modo de preparación que suponga sumergir el alimento en agua o calentarlo va a provocar una pérdida de los nutrientes.
